Algunos libros no se leen: se habitan. Sus páginas no son meras palabras, sino lugares donde el alma descansa, sueña y vuelve a creer. El creador de seres estacionales, la nueva novela de Carmen Hergueta, pertenece a esa rara estirpe de historias que nos reconcilian con la ternura, la imaginación y la esperanza.
Hergueta, nacida en La Solana (Ciudad Real), siempre ha tenido la mente más en las nubes que en la tierra. Desde niña supo que lo suyo eran los mundos imaginarios y las palabras que les dan vida. Sin embargo, su vocación literaria no nació del simple deseo de contar historias, sino de una necesidad más profunda: sobrevivir. A los dieciséis años, en plena depresión, la escritura se convirtió en su red salvadora. De ese dolor nació Alise, protagonista de su primera novela, y con ella comenzó una carrera marcada por la honestidad emocional y la fantasía con alma humana.
Ahora, tras años de autopublicación, esfuerzo y constancia, Carmen da un paso más con El creador de seres estacionales, su quinta obra y, quizá, la más íntima y luminosa. Lo que comenzó como un cuento de apenas tres páginas titulado El vestido rosa de Jane evolucionó en una novela que combina delicadeza narrativa, profundidad emocional y un universo tan bello como inquietante.
La historia sigue a Jane, una niña que cada invierno se encuentra bajo un árbol con un misterioso niño que nunca abre los ojos. Con el paso del tiempo, su vínculo se convierte en un ritual cargado de afecto, curiosidad y magia. Hasta que un día, él desaparece. Para encontrarlo, Jane deberá aventurarse en el Mundo Estacional, un lugar tan hermoso como cruel, donde aprenderá sobre la amistad, el amor, la pérdida y la fuerza que se necesita para aceptar lo que somos.
Más allá de su argumento, lo que hace especial a El creador de seres estacionales es su capacidad para hablar al niño interior que todos llevamos dentro. Hergueta escribe con un estilo delicado, lleno de luz y de metáforas, que recuerda a los grandes cuentos clásicos, pero con una sensibilidad contemporánea. Su narrativa es sencilla en la forma y profunda en el fondo: cada página nos invita a reflexionar sobre la pureza, la empatía, la familia y la importancia de aceptar incluso aquello que no entendemos.
Además, la autora ha concebido el libro como una experiencia personal y única para cada lector. Sus páginas, con un gramaje especial, están diseñadas para que quien lo lea pueda escribir pensamientos, recuerdos o emociones a lo largo del viaje literario. Al terminarlo, El creador de seres estacionales no es solo un libro: es un pedazo de vida compartida entre autora y lector, un diario emocional ilustrado con más de dos años de trabajo artístico.
Con esta obra, Carmen Hergueta no solo reafirma su talento narrativo, sino también su vocación de construir mundos que sanan. Su literatura no busca impresionar: busca abrazar. Y lo logra con una historia que, como las estaciones que le dan nombre, cambia con cada lectura, dejando tras de sí un rastro de color y calidez difícil de olvidar.
